El proyecto EIPaNa inició su ejecución en el mes de mayo abordando el primer objetivo con el que se busca fortalecer las capacidades de las comunidades locales en las que tiene incidencia: el Triángulo de Telembí y el municipio de Tumaco. Desde el planteamiento de las estrategias, ha primado la articulación de los diferentes actores que hacen parte del ecosistema institucional: el SENA, la Fundación Piernas Cruzadas de Barbacoas y la Casa de la Memoria de Tumaco. Esto ha permitido que los mecanismos definidos para las actividades dispuestas dentro de los objetivos del proyecto contemplen la mirada de actores locales que, no solo tienen presencia en el territorio, sino que conocen de primera mano las necesidades, expectativas y potencialidades de la región.
Es así como surge el programa de Diplomado para la gestión de la biodiversidad y la construcción de Paz en el Pacífico Nariñense, cuyo fin último es abordar de manera integral la gestión de la biodiversidad a través de la comprensión de las relaciones humano-naturaleza, la implementación de tecnologías con fines comunitarios, el conocimiento de los mecanismos institucionales y la construcción del tejido social. El programa de este espacio de formación fue diseñado en conjunto con los representantes de cada una de las instituciones, de tal manera que el proceso de co-construcción fuera garantizado y que, definitivamente, fuera pensado por y para la región.
Luego de realizar el proceso de convocatoria en el cual se evidenció la gran motivación de las comunidades locales por espacios de formación y capacitación, pues contó con una postulación de más de 900 participantes tanto afros como indígenas, se seleccionaron 80 estudiantes quienes serían las y los beneficiarios de este diplomado. Con 40 estudiantes en la sede del diplomado en Barbacoas y 40 en la sede Tumaco, se inició este espacio de formación que después de seis fines de semana llega a su final. A lo largo de este tiempo, el equipo de investigadores del Observatorio de Territorios Étnicos y Campesinos ha viajado cada fin de semana hacia Barbacoas y Tumaco, acompañados por el cuerpo docente de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales para abordar las temáticas predefinidas en el programa.
La apuesta principal de este programa no solo se concentra en la proporción de conocimiento relacionado con los ejes temáticos ya mencionados; también busca nutrir las posturas críticas de las y los estudiantes a través de una formación integral, proporcionar herramientas de relacionamiento que faciliten el diálogo en un escenario dispuesto para ello: para escucharnos los unos a los otros. Partir de la base de que el conocimiento también está en escuchar a otra persona con la que comparto mi territorio, fue el motor para que dentro del diplomado se garantizaran espacios para sabedores y sabedoras locales dedicados al uso de plantas medicinales y prácticas tradicionales como la partería; respondiendo a la inquietud expresa por las comunidades que alega la pérdida del conocimiento tradicional y del valor simbólico de sus costumbres.
Las disputas de actores armados por el territorio, la sensación de abandono por la escasa presencia y acompañamiento de organismos del Estado, la transformación de los medios de vida hacia las economías ilegales, las dificultades en términos de infraestructura o servicios públicos, entre otras tantos, son algunos de hilos que han conectado las discusiones y debates que se han originado en el marco de los espacios formativos. Desde distintas orillas, los estudiantes han dado a conocer sus perspectivas sobre la realidad actual, cada vez con una mayor confianza en sí mismos plantean firmemente su visión de cambio y su motivación a generar alianzas para el trabajo colectivo. Sin duda alguna, estos diálogos han nutrido el diplomado de experiencias, emociones y vivencias que, sin este espacio, no se darían a conocer; se han construido amistades, se han identificado liderazgos y se han fortalecido herramientas de relacionamiento.
Tener conversaciones improbables, que en otros escenarios llevarían a disputas o conflictos, representa más que un objetivo alcanzado. Culminando la última sesión del diplomado y a espera de la graduación de 80 estudiantes, la reflexión principal radica en la importancia de la construcción de conocimiento colectivo. Tanto el equipo del OTEC como las comunidades, emprendieron este camino de aprendizaje que hoy permite tener una mirada robusta frente a las realidades y posibilidades del Pacífico Nariñense para gestionar la biodiversidad desde la sensibilidad por la conservación de su riqueza natural, la preservación de la identidad cultural y los saberes tradicionales, y la implementación de mecanismos de trabajo articulado entre las comunidades; una puerta que se abre a nuevos futuros y nuevas oportunidades como esta,