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Convocatoria para la publicación del libro "Las Zonas de Reserva Campesina: Una iniciativa agraria de paz"

Publicado en Septiembre 13 de 2012

Gráfica alusiva a Convocatoria para la publicación del libro "Las Zonas de Reserva Campesina: Una iniciativa agraria de paz"

El Comité Editorial del libro "Las Zonas de Reserva Campesina: Una iniciativa agraria de paz" convoca a la presentación de manuscritos para ser publicados en este proyecto editorial, que aparecerá en febrero del 2013.

Dirigido a:

Estudiantes, profesionales, docentes, investigadores, centros de estudio e investigación, organizaciones sociales y no gubernamentales, y comunidad académica en general.



• Selección de artículos por el Comité Editorial del libro "Las Zonas de Reserva Campesina: Una iniciativa agraria de paz": Enero 15 a Enero 30 de 2013.

• Publicación: Febrero de 2013.

LAS ZONAS DE RESERVA CAMPESINA:

Las organizaciones sociales que llevaron a la adopción de esta figura de Zonas de Reservas Campesinas hunden sus raíces históricas y geográficas en la formación de las primeras comunidades campesinas dentro del orden social colonial. Las destacadas investigaciones de Marta Herrera sobre el ordenamiento político y espacial de la Nueva Granada, dan cuenta de cómo se configuraron en distintas regiones de las sabanas costeras y los llanos colombianos y venezolanos, las llamadas “rochelas”, asentamientos poblacionales de indios, blancos y negros marginados del control colonial. En estos territorios, la población logró eludier el tributo y otras formas de control colonial. Su existencia en la colonia “demostraba que era posible sobrevivir de acuerdo con pautas sociales distintas a las que establecía la sociedad colonial y que en buena medida los individuos podían sustraerse de sus normas y de su control. Mirando el problema desde esta perspectiva el arrochelamiento se constituía en un reto. El poder y con ello el peligro del arrochelamiento deriva de su capacidad para ofrecer alternativas viables de supervivencia al margen de las estructuras de poder estatales” (Herrera: 2002,248).

Igualmente figuran en esta tradición de resistencia al ordenamiento espacial colonial, los palenques o quilombolas como se les denominó en el Brasil colonial, a los sitios donde se asentaron los esclavos fugitivos y donde se refugiaron indios y otros insumisos del ordenamiento socioespacial colonial. En el territorio que hoy es Colombia, los palenques fueron promovidos por un grupo de rebeldes negros que durante la colonia española se conocieron en América como cimarrones. Estos son apenas una parte del fenómeno histórico que se inició hace 400 años en el marco de las sociedades esclavistas. Los palenques estaban constituidos por comunidades de negros que se fugaban de los puertos de desembarque de navíos, de las haciendas, de las minas, de las casas donde hacían servidumbre doméstica. Esta historia de resistencia y búsqueda de espacios alternativos para las comunidades rurales es una constante en la historia de la configuración territorial de Colombia. Una geografía caracterizada por conflictos derivados de las disputas que se generan por el establecimiento de proyectos regionales y nacionales que han buscado imponer un ordenamiento espacial para el control de la población y de los recursos naturales. Estos proyectos centralistas de carácter excluyente y poco democrático, han buscado fortalecer el ejercicio del control estatal, que ha sido resistido de diversas formas por los pobladores rurales.

 

Esta larga historia de resistencia se presenta también en el periodo republicano. El destacado investigador Fals Borda da cuenta de ello en la región del Caribe, al recoger las experiencias de resistencia al tributo implantado por los hacendados en el “baluarte” del Sinú. Unos años más tarde durante los años de la violencia, entre las décadas del 50 y 60 del siglo pasado, algunas comunidades campesinas asediadas por las tropas gubernamentales buscaron refugio en aisladas laderas de las cordilleras para asentarse y organizar sus economías. Poco después sus adversarios las calificaron como “repúblicas independientes” y luego como “colonizaciones armadas”. Estos calificativos pretendieron y han pretendido justificar el arrasamiento de estos campesinos por parte de las fuerzas oficiales. Algunas familias de estas poblaciones que sobrevivieron lograron permanecer, trasladándose dentro de las colonizaciones espontáneas o las dirigidas por el estado. Estas familias serían quienes participarían de las condiciones que precipitaron la masificación de los cultivos ilícitos y los demás conflictos que se han manifestado desde mediados de la década del 90.

 

Este largo recorrido de resistencia social y territorial, está caracterizado y mediado por dos dinámicas aparentemente opuestas: la reivindicación de espacios relativamente bien delimitados al interior de los cuales existen unas formas uso y apropiación de recursos diferentes a las implantadas por el lógica mercantil y el estado; y la intensa movilidad espacial de la población rural colombiana, que en apariencia no habría desarrollado un arraigo territorial centrado en un único referente espacial, sino en múltiples. Una alta proporción de esta población se asentó en las ciudades, y otra, se ha reasentado y arraigado en diferentes espacios rurales configurando distintas territorialidades.

 

Desde la constitución del 91 el reconocimiento de las diferencias culturales se ha vinculado esencialmente a lo étnico. Con ello, las comunidades negras e indígenas construyeron y fraguaron sus diferencias a partir del reconocimiento de una etnicidad asociada a una pertenencia territorial, unas territorialidades y cultura particular. Así, lograron acceder a derechos territoriales, que se tradujeron en la legalización de la propiedad sobre la tierra y cierto grado de soberanía comunitaria. Por su parte, el campesinado y las organizaciones campesinas han construido su identidad históricamente a partir de su condición como sujetos económicos y políticos. En este sentido, se encuentran distantes de un reconocimiento como sujetos étnicos, aunque esto no significa negar su condición de sujeto cultural..

 

En este sentido, los campesinos no han dejado refundir ni remplazar su condición de sujetos económicos y políticos, en el aspecto cultural. Por eso, no han construido una identidad fundamental de lo campesino que los capture en una territorialidad esencialista, con autonomías territoriales que llevarían a marginarlos a espacios políticos, geográficos y sociales periféricos de la sociedad colombiana. La historia del campesinado lleva a que no se considera ni se ha considerado únicamente como un sujeto capturado en el espacio rural. La movilidad poblacional que ha caracterizado al colono campesino lleva a que se reconozca como partícipe de la configuración social y económica de los espacios urbanos y regionales del país. Estos aspectos diferencian su construcción identitaria de la vinculada estrechamente de lo étnico y por ello mismo su ejercicio de territorialidad y propuesta territorial, tendrá que diferir jurídica, política y económicamente de las experiencias desarrolladas por los indígenas y comunidades negras.

 

Los retos para pensar la territorialidad campesina y su forma jurídica, son grandes ya que deberá superar el “esencialismo estratégico” que ha caracterizado las reivindicaciones por los derechos territoriales de las comunidades étnicas que permiten el acceso a la tierra, bajo el argumentos de esencialismos culturales y “encierros" territoriales. Deberá reconocer tanto las ventajas y limitaciones del proceso territorial de las comunidades negras e indígenas y plantearse una territorialidad intercultural donde lo cultural no se vincule exclusivamente a lo étnico. También, donde los vínculos entre cultura, economía política y ambiente, se visibilicen y aborden. La exclusión o marginación de cualquier aspecto de los mencionados en función de optar por la estrategia del camino más corto, seguirá siendo reduccionista y peligrosa, ya que está en juego la innovación de estrategias territoriales y de económicas alternativas para construir la paz de los colombianos y esto debe vincular a todos los sectores sociales del país.

 

El poder de los campesinos y de los pueblos rurales contemporáneos reside en el potencial social de un conjunto de alternativas socio territoriales y económicas invisibilizadas pero históricamente enraizadas en la configuración territorial del país. En su reconocimiento esta el camino de la paz, y las Zonas de Reserva Campesina son una de las figuras que puede contribuir en esa construcción, de la mano de los pobladores rurales que históricamente han resistido y han permanecido construyendo la diversidad territorial de Colombia. En el marco de la complejidad de aspectos mencionados de manera sintética y probablemente simplista, se busca en esta convocatoria promover la elaboración de un conjunto de artículos y recoger algunos artículos ya existentes, que permitan contribuir a la discusión y problematización de los distintos aspectos en los que la propuesta de Zonas de Reserva Campesina debe profundizar, como propuesta de territorialidad campesina para la paz. Entre los temas propuestos para la elaboración o consideración de los artículos en esta publicación se encuentran los siguientes:

 

Subtemas:

• Las Zonas de Reserva Campesina como hecho histórico y geográfico en la configuración territorial de Colombia.

• Fundamentos histórico-geográficos de la propuesta de Zonas de Reserva Campesina en Colombia.

. Estado del proceso de las Zonas de Reserva Campesina constituidas.

• Aspectos para fundamentar las Zonas de Reserva Campesina como territorios organizados de hecho y sus rol en el sistema nacional ambiental. • Las Zonas de Reserva Campesina, su rol en la economía nacional y su relación con la urbanización.

• Las Zonas de Reserva Campesina y su rol en la construcción de la paz

• El rol político, económico y ambiental de las Zonas de Reserva Campesina en Colombia.

• Las zonas de Zonas de Reserva Campesina y su contraste con las zonas de consolidación territorial.

• Las Zonas de Reserva Campesina como espacios de construcción de una territorialidad intercultural.

• Las Zonas de Reserva Campesina y su articulación-vinculación con los Resguardos Indígenas y los Consejos Comunitarios de Comunidades Negras: Conflictos y propuestas de solución.

• Las Zonas de Reserva Campesina como espacio de ordenamiento territorial a partir de la economía campesina, agroecología, gestión de campesino a campesino y soberanía alimentaria.

• Las Zonas de Reserva Campesina y reforma agraria.

• Las Zonas de Reserva Campesina como redistribución y restitución de la tierra y su reglamentación.

• Construcción de otras economías y "otro desarrollo" en las Zonas de Reserva Campesina. Enfoques y conceptos de desarrollo en Zonas de Reserva Campesina.

• Política minero energética y ambiental, superposición de figuras jurídicas y territoriales frente al desarrollo multidimensional en las Zonas de Reserva Campesina.

• Las Zonas de Reserva Campesina: discusión y diferenciación entre los étnico y lo cultural, y su vinculación con el reconocimiento de sujetos de derecho en el marco del neoliberalismo colombiano.

. Gestión cultural en Zonas de Reserva Campesina

. Gestión de la comunicación en Zonas de Reserva Campesina

 

 

El artículo debe ser enviado por correo electrónico dirigido al editor(a) de la publicación a las siguientes direcciones electrónicas: zonasdereservacampesina@gmail.com. Oficina: Av Calle 19 # 3-10 Oficina 1102 Edificio Barichara Torre B. Bogotá.Tel: 57+1-2810844 / 3204773751 / 3115039624 / 3103435667

 

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