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La nueva promesa de inclusión afro en la nueva televisión estatal

Publicado en Septiembre 24 de 2012

Gráfica alusiva a La nueva promesa de inclusión afro en la nueva televisión estatal
Región:Nacional |

Por: Dianne Rodríguez Montaño[1]

Un simple vistazo a los diferentes canales de televisión privada colombiana nos presenta una vía extrañamente divergente a la librada por los activismos actuales contra la discriminación, el racismo, el clasismo y otros tipos de exclusión. En particular, en lo afro es posible encontrar en estos canales dos manifestaciones visibles muy reduccionistas: la “anulación” y la “asimilación” de los afros a un prototipo aceptado.

En la manifestación de la anulación encontramos un fuerte realce de lo blanco y lo masculino, atributos que se ubican en la clase prototípica dominante; mientras que en la asimilación vemos a los afros con cabellos alisados y rasgos adelgazados u operados, con su acento regional eliminado y con vestuarios de cánones internacionales.

Los indígenas llevan la peor parte entre otros de los sectores sociales discriminados y excluidos: es posible tener que rastrearlos días enteros sin que aparezcan, y por lo general lo hacen como sujetos de noticias de desgracias, o de marchas o reclamos frente a la institucionalidad oficial. Esta realidad que parece homogenizar a la población colombiana, elimina la riqueza de matices de nuestros pueblos y su diversidad cultural. ¿Anulación simbólica cómo diría Gross? O como afirma Ishibashi (2003), podríamos preguntar si ¿la representación en los medios masivos es el reflejo de una relación asimétrica del poder entre el sector dominante y las minorías sociales oprimidas?

La televisión pública que ha sido apoyada con recursos de la Comisión Nacional de Televisión Colombiana (CNTV)[2] presenta una situación diferente aunque no menos cuestionada por las organizaciones afros. Sus incentivos a los productores independientes, a las televisiones regionales, universitarias, étnicas, locales sin ánimo de lucro y comunitarias, ha hecho posible el mantenimiento de una televisión con una relativa independencia de intereses gubernamentales. Adicionalmente, se ha registrado la producción de algunas series afrocolombianas que sobresalen por su riqueza visual e investigativa. Se destacan dos particularmente: Tríptico Negro que permite descubrir zonas de la región del Pacífico colombiano y aspectos de las comunidades negras que lo habitan, a través de personajes afrodescendientes; y la recordada serie Cimarrones caracterizada por hacer visibles a líderes afrocolombianos en diferentes ámbitos.

La CNTV que en esencia fue creada por la Constitución de 1991 para garantizar la autonomía en la regulación y supervisión de la televisión, ha sido derogada por el Congreso con el Acto Legislativo Senado Ley No. 011 de 2010, en virtud de la iniciativa legislativa de que goza el Poder Ejecutivo Nacional.

Para un estudioso del tema como Juan Carlos Garzón Barreto (2011)[3], los logros de la Constitución de 1991en el sentido de tener una televisión independiente del ejecutivo nacional se han visto vulnerados. En sus palabras se trata de un “momento trascendental para la democracia mediática en Colombia” en la medida en que se está comprometiendo el contrapeso que buscaba establecer la Constitución de 1991.

Para algunos sectores afrocolombianos la promesa de inclusión de la CNTV se quedó solo en eso, pues después de 20 años de funcionamiento es muy restringido el acceso que se les ha permitido como grupo étnico. La posibilidad para los afros de acceder a canales propios es nula, y resulta muy imprecisa la producción de sus propios proyectos televisivos, entre otras razones debido a los requisitos que les exigen asociarse con productores no afrocolombianos.

Danesis Arce Ramírez, representante de la fundación Afromedios de Colombia[4] y de la mesa distrital de comunicaciones, afirma que la televisión nacional privada y pública es un fiel reflejo de la exclusión a los grupos étnicos:

El Estado colombiano, el Mintic (Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones), y la CNTV, permiten ya sea por omisión o acción que los grupos étnicos no accedamos a la televisión pública y privada, y en esto la ley[5] es clara y explícita. Los afrocolombianos somos más del 10% de la población de este país, y no nos vemos reflejados en la televisión. Si tu ves un canal como Tele Pacífico, no aparecen reflejados los departamentos de Chocó, Cauca, Nariño, y es la televisión regional, con la mayor población afro de cualquiera otra región de Colombia, y no ves una programación específicamente étnica y de manera muy esporádica una programación con contenido étnico[6].

La televisión étnica se caracteriza por ser realizada por integrantes de un grupo étnico reconocido por el Ministerio del Interior, entre los que se cuentan los indígenas, los afros, los raizales y palenqueros; mientras que la televisión con contenido étnico puede ser producida por personas que no pertenecen a una etnia en particular, pero que desarrollan contenidos que tienen lo étnico como centro. Los canales privados han resuelto este encarte que se plantea a través de la presencia de afrocolombianos en sus espacios como actores o presentadores. Si bien esta es una forma de representación pasiva, no cumple con la intención inicial del constituyente de fomentar la participación étnica en la televisión. Así lo enfatiza Danesis:

Para nosotros los afros que salga una negra como Mabel Lara no significa que esta sea una producción étnica, ella no nos está representando como grupo étnico, ella está representando un canal y es una imagen que está dando una información por lo cual le están pagando, y no para que hable precisamente de la población negra[7].

En el año de los Afrocolombianos, algunos grupos organizados han emprendido acciones para la eliminación del racismo en diferentes sectores de la sociedad. Por ejemplo, en el marco del Día Internacional Contra la Discriminación Racial, el 21 de marzo de 2011, Juan de Dios Mosquera, del Movimiento Nacional Cimarrón, realizó una pública exigencia al Estado colombiano para eliminar toda forma de discriminación. En sus recomendaciones enfatizó como segundo punto la eliminación del racismo en la televisión colombiana, exigiendo al Estado la expedición de la normatividad al respecto:

Expedición de una norma legal que prohíba y sancione los mensajes de chistes y expresiones que produzcan los prejuicios y estereotipos racistas e inciten al racismo en los textos escolares, campañas publicitarias, medios de comunicación[8].

Así mismo la participación directa y activa en espacios televisivos:

El Ministerio de Comunicaciones ha de adelantar programas de divulgación y promoción de la historia, identidad cultural y protagonismo de las Comunidades Afrocolombianas. Debe propiciarse la organización y acceso de personas negras a la televisión, como productores de programas.

También es de recordar que fueron los hechos denunciados por la RedAfro en algunos medios de comunicación locales y nacionales, por la discriminación en un establecimiento público de la capital de Bolívar de las hermanas Lena y Johana Acosta. Esta acción fue seleccionada por la Corte Constitucional para emitir la sentencia T-1090 de 2005 que recomienda al Congreso de la República tramitar un proyecto de ley orientado a sancionar las prácticas de discriminación racial en consonancia con la Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, entre ellas la discriminación explícita en los medios de comunicación. Sin embargo, a partir del hecho surgieron posturas encontradas: movimientos como Cimarrón aplaudieron la iniciativa, mientras que la organización Palenque Libre ha tenido sus reparos ante la ley y los efectos contradictorios de esta medida entre los racistas[9].

Pero la Ley Antirracismo, aprobada el 30 de agosto de 2011, tuvo una corta vida, y fue objetada por inconstitucionalidad el 25 de octubre de este mismo año por el Presidente Juan Manuel Santos.

Según Walt Hayes, Consejero Nacional de Planeación para lo Raizal, la ley antirracismo no es en sí misma una cura para el mal que intenta aminorar, y declara que no tuvo mayores repercusiones en la Isla de San Andrés y Providencia. En cambio piensa que la producción de televisión regional ha sido un vehículo para librar la batalla contra la exclusión de su lengua:

Es muy importante tener el apoyo de la CNTV por el reconocimiento por parte del Estado de la diversidad étnica y las oportunidades para acceder a los medios de comunicación para cualquier fin que atañe con nosotros. Vemos en la televisión una importante herramienta como transmisión cultural, para mantener nuestra cultura, nuestra lengua, que es un importante vehículo porque la lengua ha permanecido por transmisión oral. La desaparición de la CNTV no es de fondo la discusión de nosotros, pero sí que el Estado sea cual sea el mecanismo, siga manteniendo el reconocimiento de la diversidad y los tratados internacionales firmados, como el convenio 169 de la OIT, que establece el tratado sobre las comunicaciones.

Para los raizales es claro que la exclusión ha tenido una connotación más allá de la piel:

Nosotros no tenemos una convivencia con el racismo como tal racial, desde el color de piel; sin embargo lo hemos sentido a través de la lengua. Por decir un ejemplo, en los espacios laborales han llegado jefes a prohibir que el trabajador hable en su propia lengua, algo que ha sido muy difícil de comprobar porque cuando se le enfrenta ya la persona se abstiene. Esa es nuestra exclusión y por lo tanto Tele Isla es importante para enfrentarla.[10]

En medio de la incertidumbre por la figura que reemplazaría a la CNTV, los afros del Distrito Capital de Bogotá han querido dar el golpe adelante y para ello se han venido organizando en mesas de trabajo. El representante de la mesa afro distrital para comunicaciones, Danesis Arce Ramírez, reconoce la intención de la CNTV en su conformación, pero destaca que se convirtió en un foco de corrupción: “Desde su momento de creación no permitió el acceso de los grupos étnicos al servicio de televisión; es más, había recursos que no fueron concertados, que no fueron invertidos con los grupos étnicos como dice la ley”.

Sin embargo son 11 los canales públicos que actualmente se benefician de los recursos de la CNTV y que podrían verse afectados en su posibilidad de producir programas de interés público, pues no se basan en las exigencias del mercado que rigen a los canales privados. En este difícil momento salen a relucir las falencias que pudo tener la CNTV al no fortalecer la televisión étnica: las consecuencias de la omisión al no conceder espacios autónomos para el desarrollo de producción propia, y los desvíos de los recursos, están pasando su cuenta. En este sentido Ramírez (2011) señala lo siguiente:

Con la CNTV no fue posible, hasta la fecha solo se elaboró el Acuerdo 01 del 2005 que permite de una u otra forma de manera no tan clara el acceso de los grupos étnicos a la televisión, pero solicitamos espacios de televisión, solicitamos canales de televisión para grupos étnicos, y no nos lo permitieron. El único canal de una u otra forma después de tantos años fue Tv Kankuama, pero solo puede representar a un pueblo indígena, pero no a los del Vaupés, a los del Putumayo, entonces a nivel nacional no permite la integración como pueblos indígenas.

En medio del debate sobre lo rural y lo urbano, y sobre cuándo es posible hablar de territorio propio, la mesa afro del distrito capital se ha preparado para enfrentar la desaparición de algunas consultivas regionales. Buscan que dicha mesa y los dos representantes que tiene por cada localidad, ayude a fortalecer una mejor participación en los temas de política pública. En el caso particular del tema de comunicación, la mesa ha intentado concertar propuestas para los grupos étnicos y en especial para los afrocolombianos.

En Bogotá se está discutiendo la participación concreta a través de un espacio en el Canal Capital, para mostrar una faceta política de la etnia, de cómo los afros hacen parte y aportan en el proceso de construcción de ciudad. También solicitan a la CNTV los recursos para realizar este programa y que Bogotá se convierta en un espejo, una especie de piloto que pueda replicarse en otras ciudades importantes como Cali, Medellín, y Barranquilla.

La Consultiva de Alto nivel no dio resultado en el tema de comunicación en el espacio de la mesa distrital afro. Durante los últimos meses dicha consultiva ha conformado una mesa de comunicación, que muy difícilmente ha logrado una representación nacional de las organizaciones relacionadas con el tema. Esta mesa nacional conformada por 5 consultivos, tiene un agravante mayor, pues no son expertos en el tema, no cuentan con un trabajo de base que la alimente, y el Estado financia a todos sus asesores a través del Mintic (Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones), incurriendo en el peligro de ser juez y parte a la vez.

Por eso, ahora que las Consultivas en el distrito pierden vigencia, la opción planteada por la mesa consiste en elaborar una propuesta de política pública en comunicación étnica. Si esta no es tenida en cuenta, se verían amparados por los tratados internacionales de la OIT, que señalan la obligatoriedad de la consulta previa para cualquier proyecto, bien sea que beneficie o perjudique un territorio de grupos étnicos. Si ésta no se surte de sus tres pasos, serían simplemente demandables ante el Consejo de Estado y ante organismos internacionales.

La propuesta de la mesa distrital afro espera dar resultado la primera semana de noviembre. Será fruto de un experimento de participación que deberá enfrentarse a la conflictiva agonía de las Consultivas distritales, y a una televisión ahora regulada por el Estado. Solo el tiempo dirá si lograrán como grupo étnico conseguir lo que no pudieron con la CNTV.

 


[1] Investigadora del Observatorio de territorios Étnicos.

[2] Ente Constitucional, declarado por los Artículos 76 y 77 de la Constitución Política, en desarrollo de la teoría de la división de los poderes públicos y de la estructuración de un sistema institucional de frenos y contrapesos, que fueron acuñados por la Asamblea Nacional Constituyente de 1991. Su propósito consistió en dotar al país de un ente autónomo de los poderes políticos y económicos para el manejo del servicio público de televisión en Colombia. Como lo expresa Juan Carlos Garzón Barreto en su artículo: “Elementos para valorar la inconveniencia de devolver la regulación y control del servicio público de televisión al Poder Ejecutivo Presidencial en Colombia”, tomado de: https://www.e-television.es/e-tv-docs/cat_view/36-politicas-audiovisuales el 25 de octubre de 2011.

[3] Premio Nacional de Educación 1998. Licenciado en Ciencias Sociales (1997). Servidor Público por Concurso de Méritos en la Comisión Nacional de Televisión.

[4] La fundación Afromedios tiene por objeto el desarrollo de políticas públicas para radio y televisión afrocolombiana, así mismo la preproducción, posproducción audiovisual y todo medio de publicidad para la divulgación de los intereses de la población afrocolombiana.

[5] Ley 335 de 1996, parágrafo 2o: “El Estado garantizará a los grupos étnicos el acceso permanente el uso del Espectro Electromagnético y a los servicios públicos de Telecomunicaciones y medios Masivos de Comunicación del Estado, la creación de sus propios medios de comunicación en sus diferentes modalidades y la realización del Plan de Desarrollo para los grupos étnicos, con criterio de equidad, reconocimiento de la diferenciación positiva, la igualdad de oportunidades y justicia distributiva acorde a la Legislación de las Comunidades, con el objeto de garantizar sus derechos étnicos, culturales y su desarrollo integral”.

[6] Entrevista concedida al Observatorio de Territorios Étnicos, el 25 de octubre de 2011.

[7] Ibid.

[8] Publicado en línea: https://www.banrepcultural.org/blaavirtual/educacion/etnoeduc/etno10.htm

[9] Tomado del periódico El Universal de Cartagena. Disponible en línea: https://www.eluniversal.com.co/cartagena/local/grupos-afros-de-cartagena-aplauden-ley-antirracismo-41337

[10] Entrevista a Walt Hayes, Consejero Nacional de Planeación para lo Raizal, realizada el 23 de octubre de 2011.