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Una mirada desde el Caribe rural al plebiscito por la paz

Autor: Patricia Sánchez Alvarez || Publicado en Septiembre 27 de 2016

Gráfica alusiva a Una mirada desde el Caribe rural al plebiscito por la paz
Región:Nacional |

El pasado 13 de agosto, la Mesa Regional Campesina de la Serranía del Perijá realizó un espacio de encuentro con las comunidades campesinas del municipio de Chimichagua en la vereda Piedras Blancas, para hablar sobre cómo va el proceso de constitución de la Zona de Reserva Campesina y para socializar los acuerdos de paz.

A la reunión llegaron más de 40 personas no muy informadas de lo último que estaba pasando con los diálogos de paz entre el Gobierno y las FARC, pero con la esperanza de encontrar en este espacio, anuncios que les permitirán ver con mayor claridad como podría cambiar la actual situación del territorio.

Las comunidades que estaban reunidas habitan desde hace 50 años la Serranía del Perijá en el departamento del Cesar. Llegaron allí desde distintos lugares del país huyendo de la violencia entre liberales y conservadores en los años 50, y como si estuvieran destinadas a padecer del horror de la guerra en los años 80´s vivieron una época de control por parte de las guerrillas del ELN y las FARC y en los años 90´s hasta el 2004 padecieron el horror de la arremetida paramilitar.

Son mujeres y hombres que conocen de cerca los efectos de la violencia y que tienen marcados en sus cuerpos y mentes las consecuencias de un conflicto armado que están seguros que no quieren volver a vivir.

La reunión inicia, y en las y los participantes, todo son preguntas ¿qué pasa con el proceso de constitución de la Zona de Reserva Campesina? ¿qué se acordó entre el Gobierno y las FARC? ¿por qué son importantes los acuerdos de paz? Y finalmente ¿qué es eso del plebiscito?

Las preguntas son tantas que los campesinos de la Mesa Regional, terminan en una especie de taller de pedagogía para la paz con una solo certeza, lo que esta acordado es el principio de las transformaciones, de las posibilidades de poder formalizar nuestras tierras, y de que el Estado por fin llegue de manera decidida hasta esta zona que no cuenta con servicios de agua, electrificación y carreteras.

Revisando textualmente los acuerdos, se ve que los Planes de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial y el Fondo de Tierras, les suena a futuro y a posibilidades de cambios. Los acuerdos hablan de participación y de inclusión, palabras que solo escuchan en campañas políticas y que esperan que esta vez sí sean una realidad, y ellos y sus familias sean agentes importantes para el desarrollo de la región.

El hecho de que en el punto 1 de los acuerdos, Hacia un Nuevo Campo Colombiano - Reforma Rural Integral, se hable de sustracción de Zonas de Reserva Forestal ocupadas por familias campesinas, de construcción de planes que garanticen la sostenibilidad de estas áreas y de constitución de Zonas de Reserva Campesina, los hace sentir identificados y expectantes de que todo se pueda dar.

La reunión continua y en la lectura uno a uno de los puntos del acuerdo, llegan más preguntas: ¿Cómo será la desmovilización? ¿Cómo será la participación en política de los guerrilleros desmovilizados? ¿Se creará un nuevo partido o movimiento político?

Todas estas son preguntas orientadas a indagar por como se va a transformar el futuro y ninguna de ellas se quedo estancada en el pasado, en el rencor o en la venganza. La gente del Perijá quiere ver nuevos colores en la montaña y allí surgió una de las últimas preguntas de la reunión ¿y para qué un plebiscito para ratificar los acuerdos? No fue muy claro para las personas allí el porque se tenia que votar para ratificar lo que estaban leyendo y analizando juntos. Sin embargo llegaron a la conclusión que estas serían las votaciones más importantes en las que deberían participar desde que ejercen su derecho al voto, derecho que, por demás es importante señalar, por un tiempo fue prohibido y en otro obligado a ejercer a conveniencia de los actores armados.

En los diálogos que se tejieron sobre el plebiscito quisiera resaltar uno, el de Pedro, quien empezó señalando el compromiso que debían tener las comunidades para votar a favor de los acuerdos en tanto así se cumpliera al menos el 25% de lo que esta allí ellos saldrían beneficiados. “Hoy en día no contamos; si ven, ni nuestra dignidad nos reconocen, nos quitan el agua para regar los cultivos de palma, pasamos sed y nuestras casas son ranchitos de tabla que hemos levantado; si a mi me dicen que debo votar por estos acuerdos, claro que lo hare”.

Lo que dijo Pedro me puso a pensar en la responsabilidad que tenemos todos y todas de enterarnos y votar a conciencia en el plebiscito del próximo 2 de octubre. Éticamente creo que no caben diferencias para pensar que porque hemos vivido la guerra desde el campo o la ciudad nuestras opiniones sean diversas. Estas votaciones serán las más importantes de nuestra historia democrática y debemos asumirlas dejando de pensar en cada uno, pasar a ponernos por un momento en los zapatos del otro y porque no en los zapatos de eso otro que no ha sentido por un día la paz y por el contrario su vida transcurre en una constante de inequidad y exclusión.

Me quedo también con las palabras de Humberto de la Calle las cuales comprendí muy bien en esta reunión “Seguramente el acuerdo logrado no es un acuerdo perfecto, pero tengo la certeza de que es el mejor acuerdo posible”. Pedro y el resto de campesinas y campesinos me lo hicieron sentir así, sin duda ellos hubiesen querido mucho más, por ejemplo que en los acuerdos se hablara de prohibir de manera definitiva la minera en su territorio, sin embargo los vientos de paz que llegan con esta firma de los acuerdos los hacen sentir esperanzas, esperanzas de cambios.

En conclusión, el 2 de octubre será un día clave en la historia nacional y en el Perijá será el día en que los habitantes de esa zona sientan que hacen parte efectiva de la sociedad colombiana ya que que sus problemáticas se convertirán en una prioridad para el Estado.

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Imagen: revistametro.co