Después de casi dos décadas de vigencia de la Ley 70 de 1993, la garantía de los derechos territoriales para las comunidades negras no es la ideal. Aunque en el Pacífico hayan sido reconocidos algunos títulos colectivos de tierras a las comunidades negras , en la mayoría de los casos estas enfrentan otro tipo de amenazas derivadas de la violencia, el desplazamiento y la profundización de un modelo de desarrollo excluyente sobre sus territorios. Además, resulta evidente que en la actualidad los efectos de la Ley 70 de 1993 no fueron iguales para las comunidades negras en todas las regiones del país.
Existen varias causas que pueden explicar esta situación. En el diseño de la Ley 70 de 1993 se observa un marcado interés por comenzar el proceso de titulación colectiva de las tierras de las comunidades negras en la cuenca del Pacífico: los primeros artículos de esta norma contemplaron una definición de los límites geográficos de esa región. Esto significó también que los esfuerzos de las instituciones públicas, la cooperación internacional, e instituciones acompañantes como la Iglesia y las Organizaciones No Gubernamentales, encaminaran sus esfuerzos para avanzar con pasos firmes en la titulación de las tierras para las comunidades negras que se encontraban en el interior de los límites de esta región. Hoy, los resultados de este esfuerzo son tangibles: los consejos comunitarios de la cuenca del Pacífico tienen los títulos colectivos de más de cinco millones de hectáreas de tierras.
Sin embargo para las comunidades que habitan en otras regiones, el reconocimiento de sus derechos territoriales por medio de la titulación colectiva de sus tierras es aún una tarea pendiente. La Ley 70 de 1993 y el concepto de derecho al territorio de las comunidades negras no ha sido ampliamente difundido y promocionado en otras regiones del país. Por ejemplo, muchas comunidades negras del Caribe y del valle geográfico del río Cauca conocieron el sentido y el alcance de la Ley 70 de 1993 mucho tiempo después de su expedición.
