Editorial: mucho más que leña para las “locomotoras”
Por: OTEC
El 2011 ha sido declarado por la Organización de Naciones Unidas como el año internacional de los bosques: mucho se ha dicho al respecto, pero no está de más recordar que los bosques “albergan el 80% de la biodiversidad del planeta, son refugio de 300 millones de personas y una cuarta parte de la...
El 2011 ha sido declarado por la Organización de Naciones Unidas como el año internacional de los bosques: mucho se ha dicho al respecto, pero no está de más recordar que los bosques “albergan el 80% de la biodiversidad del planeta, son refugio de 300 millones de personas y una cuarta parte de la población mundial depende de ellos para su subsistencia”2. Este tipo de declaraciones internacionales pueden resultar útiles para llamar la atención sobre los desafíos que, en la actualidad, enfrentan quienes habitan y dependen de los bosques. Particularmente en el caso colombiano, puede servir para llamar la atención sobre el debate pendiente del Estado y la sociedad en su conjunto sobre cómo ocupar el territorio nacional y cómo vivir con y de los bosques, sin afectar su pervivencia.
En Colombia, la cobertura boscosa es de aproximadamente 59.321.000 hectáreas3, lo que representa el 52% del territorio nacional4 (IDEAM – Acción Social 2010). Los bosques del mundo tropical, se caracterizan por su heterogeneidad. Por ejemplo, en el país existen alrededor de 56 tipos de bosques que se pueden diferenciar por su composición, ubicación o alcance geográfico, así como por las especies dominantes que, con frecuencia, definen el nombre local del bosque5.
El área citada incluye los bosques naturales de tierras altas y bajas. En las tierras colectivas de las comunidades negras, principalmente en el Pacífico, hay un traslape de extensos corredores biológicos que se constituyen de bosques húmedos tropicales en la región conocida como el Chocó biogeográfico6. Las comunidades negras del Caribe colombiano, también han construido procesos de apropiación territorial en los boques secos tropicales, un ecosistema que está en riesgo de desaparición. No se sabe qué área se traslapa, teniendo en cuenta que el Estado no les ha reconocido ni demarcado el territorio tradicional que ocupan7 a ninguna de estas comunidades.
Por tanto, no es posible hablar de bosques en abstracto, sin asociar a esas coberturas o tipos de ecosistemas, la presencia, el uso y el manejo que sobre ellos han ejercido las comunidades negras, indígenas y campesinas que los habitan. Es decir, que no es posible hablar de bosques sin gente, de bosques intangibles o de ecosistema prístinos, pues está claro que para el caso colombiano, se trata de bosques habitados y en muchos casos, escenarios de conflicto de donde han sido desplazados cientos de personas o donde han llegado buscando refugio. En el caso de las comunidades negras, el Artículo 21 de la Ley 70 de 1993 asume que las prácticas tradicionales de producción han contribuido a la conservación de los ecosistemas. Los bosques son mucho más que leña o combustible para las “locomotoras”. Son espacios de vida, diversidad y cultura.