Como ya es de amplio conocimiento, el Acuerdo de paz suscrito el 24 de noviembre de 2016 entre el Estado colombiano y las Farc-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo) en el emblemático teatro Colón de Bogotá, se encuentra tres años después en un alto grado de incertidumbre y unos precarios porcentajes de cumplimiento.

En el marco de los diez compromisos adoptados por la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra (ILC: International Land Coalition) en la búsqueda de una gobernanza de la tierra basada en las personas, se desarrolló la metodología LANDex, índice global que mide dicha gobernanza a partir de diversas categorías de análisis de la tierra.

La estrechez en la garantía de derechos que han adoptado las políticas y los programas de titulación, constitución, saneamiento y formalización de territorios colectivos para los grupos étnicos se ha convertido en uno de los principales desafíos y obstáculos que las comunidades indígenas y negras han tenido que enfrentar en los últimos años.

Los territorios de comunidades indígenas, negras y campesinas presentan actualmente muchos problemas de reconocimiento de derechos por parte del Estado. Además, por este escenario de inseguridad en la tenencia de la tierra y por la riqueza de recursos naturales, existen múltiples intereses que amenazan la estabilidad socioambiental de estos territorios.

En esta ocasión tuvimos la oportunidad de llevar a cabo nuestra práctica social con el Observatorio de Territorios Étnicos y Campesinos en un proyecto llamado “Titulación de tierras colectivas ancestrales de Colombia”, que busca fortalecer el proceso de diferentes consejos comunitarios y profundizar en la calidad de la información. Nuestra labor consistió en generar y recopilar datos técnicos con el fin de actualizar, fortalecer y mejorar el sistema de información geográfico y cualitativo.

La región del Caribe colombiano ha sido fuertemente golpeada por el conflicto armado; las masacres, los asesinatos selectivos y las desapariciones forzadas han sido algunas de las estrategias violentas para expulsar a las víctimas de su territorio (CNMH, 2015). Paralelo a esto, la megaminería y la deforestación del bosque seco tropical en las sabanas y de los manglares en las costas, han modificado los medios de vida de las comunidades negras, campesinas e indígenas que allí se asientan.

Durante este año tuvimos la posibilidad de participar de dos espacios importantes en temáticas que enmarcaron nuestro trabajo en el 2019. En el marco del bicentenario peruano, del 5 al 7 de junio de 2019 se celebró en Lima, Perú el seminario “Los afrodescendientes en las Américas: 200 años de vida republicana, ciudadanías incompletas”, convocado por el Centro de Desarrollo Étnico (CEDET). Así mismo, el 10 y 11 de junio de 2019 fuimos invitados como ponentes al entrenamiento en LANDex para el Caribe llevado a cabo en Trinidad y Tobago. Allí fue posible exponer la herramienta para su utilización en el Caribe, de manera que se recogiera su sustento teórico, pero también las experiencias de implementación en Colombia.